DOMINGO II DEL TIEMPO DE CUARESMA (Mt 17, 1-9)
Pese a la intensa experiencia vivida por los discípulos que acompañaron a Jesús en el monte Tabor, él les advirtió que no contaran lo sucedido hasta la Resurrección. Porque el camino que va a recomendar a sus seguidores no es un camino de gloria y honores, sino otro, difícil, en el que primen el amor sin límites a Dios y al prójimo, el perdón, la humildad y el servicio. Sin embargo, la Resurrección confirma la validez de ese mensaje. Y la experiencia de la transfiguración es un adelanto de ello. En nuestras familias, llamadas a ser portadoras de Resurrección pero también sometidas a la dureza del camino, necesitamos momentos de “Tabor” para no perder el horizonte y coger fuerzas para seguir siendo discípulos que buscan hacer siempre el bien.
PROPUESTA PARA CUIDAR A LA FAMILIA esta semana.
La Cuaresma es una buena ocasión para reforzar en la familia la opción por seguir haciendo el bien (“sin mirar a quien”, que dice el refrán en castellano). Y para coger fuerzas en esa misión os proponemos esta semana realizar todos juntos alguna actividad que os llene, que os anime… como la transfiguración.
Pilar Jiménez-Casquet y Fernando Hernández