Tener carisma

No voy a hablar aquí del discurso de Pablo a los corintios sobre los carismas y su desarrollo teológico. Me mantendré a un nivel más profano. Me refiero a las personas que brillan con luz propia en sus relaciones sociales. Mientras la mayoría pasan inadvertidas, otras logran desplegar un codiciadísimo poder de atracción. ¿Cuáles son sus secretos? El carisma es crucial para la vida laboral, social, empresarial… y hasta eclesial. Sin duda, algunas personas tienen un talento innato como líderes. ¿Desarrollar este magnetismo está al alcance de cualquiera? Olivia Fox en su libro El mito del carisma menciona tres actitudes para lograrlo:

  • Cercanía. Poseer carisma depende en gran medida de lo presente que se está en cada interacción. Las personas carismáticas recuerdan el nombre del otro e incluso aquello que les contaron en su último encuentro, porque prestan atención en lugar de estar atrapados en sus pensamientos. Son intensamente empáticas.
  • Otro rasgo de la persona con carisma es su capacidad para llevar a cabo lo que se propone. Cumple lo que dice. Hasta sus gestos hablan de quién es, cómo piensa y cómo se siente. La coherencia personal tiene una enorme fuerza de arrastre por la confianza que genera.
  • Calidez. Las personas carismáticas imantan porque consiguen que los demás se sientan importantes y valiosos. Utilizan un tono de voz agradable, acogedor, cercano, natural, no agresivo. Sus mensajes son honestos, sin juicios, afables, amistosos. Con el brillo de una sonrisa.

Cercanía, asertividad y calidez son, por tanto, las señas del carismático. Pero, exige también no pisar ciertas minas que lo dinamitan, como:

  • Acaparar la atención.El carismático sabe retirarse a tiempo. Si, tras causar una buena impresión al contar una historia, se alarga demasiado, su atracción se desvanece y la fascinación se transmuta en bostezo.
  • Contar problemas o criticar. Las personas carismáticas saben mostrar un punto de luz allí donde la mayoría solo ve oscuridad. Los criticones resultan cansinos y ponen a la audiencia en guardia, ya que sus oyentes temen ser los siguientes en ser denostados.
  • Creérselo. No hay nada tan repelente como la autosuficiencia del presuntuoso, que busca seducir y brillar, con una desatinada inflamación del ego. Eso lo distancia de los demás por el desprecio o la envidia que destila. Una persona carismática es humilde sin darse cuenta.

 

Juan Carlos cmf

(FOTO: Dani Guitarra)

 

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