«Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos».
Para el cristiano no existen los «enemigos», porque «uno solo es vuestro Padre y todos vosotros sois hermanos».
Tendremos personas más cercanas o menos cercanas.
Habrá personas en las que tendremos más confianza que en otras por las razones que sea. Personas que sentiremos en nuestras vidas con más peso que sentimos a otras…
Pero nunca en el corazón de un cristiano tiene que albergarse la palabra «enemigo».
«Pon amor donde no hay amor y sacarás amor», dijo el místico San Juan de la Cruz.
Pon perdón donde no hay perdón y sacarás perdón.
Pon la paz donde no hay paz sacarás la paz.
Pon a Jesús donde no está Jesús y Jesús y su Reino se harán presentes.
Buen programa para toda una vida. Que hagas «llover» y «salir el sol» para muchas personas como lo hace nuestro Padre celestial.
Ama no sólo al que te lo pone fácil, sino también a quien más te cuesta amar.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf