Juan 12, 1-11:
«María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, y ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume».
¡Ojalá que tu vida y la mía fueran como ese perfume de nardo, auténtico y costoso, que María de Betania derramó a los pies de Jesús!.
Una vida que diariamente se vaya vertiendo en Dios y en los demás.
Una vida vivida y gastada en servicio y arrodillada en cariño a los pies de los hermanos.
Cuando vivimos la vida de esta manera, allí donde estemos cada uno, todo se llenará de la «fragancia del perfume».
Procura «perfumar» la Iglesia y el mundo dando el «perfume» de lo mejor de ti mismo, de tus mejores cualidades, de todo aquello que forma parte de ti y que puede enriquecer a los que te rodean.
Que tu corazón durante estos días de Semana Santa, y siempre, esté lleno del mejor «perfume» y que sepas «romperte» para «perfumar» todo lo que esté a tu alrededor. Buenos días.
Antonio Sanjuan Marín, cmf