Ronda de luna triste, ¡piel de oliva!,
los niños juegan rotos de esperanza,
y en el viento salino la mar danza
hasta arrimar sus cuerpos ola arriba.
Los va arropando una serviola viva
de caballitos álgidos en lanza…
Cobrizos sus ojitos, ya no avanza
la rueda rubia, conjugada y viva.
Desmiga la tristeza luna dulce
con tu herrumbre de cráteres menguantes,
que los niños columpian sin su silla.
Canción de ronda pobre y luna dulce
que dispersa los miedos inmigrantes,
¡lleva sus cuerpecitos a la orilla!
Ramón Uzcátegui, sc