Quincuagésima novena «gota»: La fotografía

Claret nos habla de la imagen de la fotografía en los Propósitos del año 1866. Solo hacía cuarenta años que esta técnica de reproducción de una imagen en papel por la reacción química de la luz había sido inventada por Nicéphore Niépce. La novedad hacía de esta técnica una revolución. Nuestro Santo ya había sido retratado en varias ocasiones, una de ellas por el fotógrafo Pujada en el año 1860 en Madrid por encargo de la Reina Isabel II.

                La fotografía tampoco escapa como imagen para una aplicación espiritual y pastoral. Al igual que cualquier imagen queda impresa en el papel, la imagen de Jesús ha de quedar impresa en nuestro corazón teniéndola siempre presente. No hay mayor dicha que ésta. Es bonito ver cómo muchas madres llevan en el monedero la fotografía de sus hijos, como un intento de dar a entender que la llevan grabada en lo más profundo de su corazón. El cristiano ha de llevar también consigo una imagen de Cristo que muestre lo que lleva grabado dentro de sí. Esto es una señal de amor que sentimos por Aquel que dio la vida por nosotros. Evocadores son aquellos versos de San Juan de la Cruz en el Cántico Espiritual: “¡Oh cristalina fuente, / si en esos tus semblantes plateados / formases de repente / los ojos deseados / que tengo en mis entrañas dibujados!”.

                Esta impresión se alcanza por la oración de Jesús, llamada también oración de recogimiento activo u oración de simple mirada. Y cuando se tiene impresa se experimenta como el mayor regalo que podemos tener y el mayor don que podemos aportar a los demás. Esto es lo que aporta Pedro y Juan al tullido que se encuentra en la puerta del Templo llamada Hermosa pidiendo limosna: “No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, eso te doy: en nombre de Jesucristo Nazareno, ponte a andar” (Hch 3,6). El nombre de Jesús que lleva Pedro grabado en el corazón es el don que le da al tullido la salud física como signo de la salvación que solo nuestro Señor puede dar.

                Fijémonos en María que es el mejor portarretratos de Jesús: “Su madre conservaba todo esto en su corazón” (Lc 2,51).

Juan Antonio Lamarca, cmf.

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