La vida por delante

La vida por delante nos habla de vidas necesitadas de afecto, que lo reciben y lo dan en la medida que pueden. Sus protagonistas apuran la vida y aceptan lo que ésta les va ofreciendo. Madame Rosa (interpretada por Sophia Loren en su regreso al cine tras un largo paréntesis) es una anciana, superviviente del campo de Auschwitz –experiencia que aún pervive en sus pesadillas-, prostituta ya jubilada, y ángel de la guarda de unos niños abandonados a los que acoge en su casa mientras esperan un hogar de acogida. Su carácter bascula entre la ternura (ofrecida y también necesitada) y la crispación. Su vida va en retirada, y ella lo sabe, pero apura el último tiempo que le es ofrecido para derramar compasión por quienes están tan necesitados como ella. A su hogar llega un niño senegalés, Momo, que sobrevive en las calles trapicheando, robando, traficando, lleno de tensiones e inmune a la acogida que le brinda un médico judío que termina pidiendo a Madame Rosa que le reciba en su casa mientras le consigue un hogar definitivo. El encuentro de las dos soledades es el eje nuclear de la película. Momo y la anciana Rosa viven encuentros y desencuentros, pero poco a poco van construyendo una relación hecha de cariño y entrega que a ambos les devuelve la esperanza de vivir sus últimos días (en el caso de ella) o la vida que tiene por delante (caso del niño) de un modo más positivo e ilusionante.

Pero hay más: otros niños igualmente necesitados de afecto, una mujer transexual que sufre en secreto el rechazo de su padre, un comerciante argelino bondadoso que ofrece a Momo un trabajo y buenos consejos que éste acepta o rechaza según el momento…

Encontramos en La vida por delante sencillas reflexiones que ayudan a vivir la vida desde claves de serenidad: la búsqueda de la felicidad como propuesta necesaria, el valor del diálogo, la riqueza de la empatía y la compasión, la convivencia productiva… Ciertamente la película pone en juego resortes que buscan la complicidad del espectador y que éste sintonice con la carga sentimental que encierra, pero no abunda en su dramatismo. Todo transcurre incluso con cierta frialdad para no cargar las tintas ni llegar a la exageración.

En el haber de La vida por delante hay que destacar también la presencia de Sophia Loren en un papel muy alejado de los que la hicieron famosa hace años cuando estaba en el cenit de su belleza. Los años han pasado, pero su ajado rostro sigue conservando el resplandor de una interpretación destacable. Junto a ella el niño Ibrahima Gueve y los demás intérpretes ayudan a adentrarse en esta bella historia. Un título final nos dice que la película fue rodada en pleno apogeo de la pandemia que nos asola. No es un dato innecesario porque La vida por delante ofrece apoyos para sobrellevar las crisis y superar las penas que la vida trae consigo contando con el apoyo de quien te cree y confía en ti. Y para terminar nos regala una bellísima canción cantada por Laura Pausini durante los créditos finales, que ha recibido recientemente el Globo de Oro a la mejor canción y una más que merecida nominación para los próximos Oscars. Como aperitivo a la película merece la pena escucharla y ver el video oficial que podéis encontrar en aquí.

 

Antonio Venceslá Toro, cmf

 

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