Cuando paseaba por la “Puerta del Sol”, en el centro de Madrid, vi que mucha gente hacía un círculo alrededor de una placa dibujada en forma media luna en el suelo, en la que pone “Km. 0”. Ésta hace referencia al centro de la Península y al origen de las seis carreteras radiales nacionales. Más que esto, me llama la atención el gesto de las personas que van en grupo. Cuando llegan a este sitio, todos empiezan a poner uno de sus pies cerca del dibujo, y sin taparlo, sacan fotos para el recuerdo. Son de diferentes edades, llevan diferentes tipos de zapatos, diferentes estilos de sonreír ante la cámara y diferentes posturas del cuerpo y de la mano. Pero sí, una pierna está en el mismo sitio: en el “cero”.

Es una buena imagen que nos habla de la unidad en la diversidad, del sentido comunitario. Cada persona es diferente. Cada uno de nosotros es único e irrepetible con su estilo y carácter. Aunque a veces escuchamos a la gente decir que “todos los chinos son iguales”. Yo mismo al llegar por primera vez a España (soy de Indonesia), pensaba que la mayoría de los españoles “eran iguales”, pero en realidad no: somos diferentes. Incluso los gemelos y mellizos; cada persona es diferente.

Pero sí, ante la diferencia (del pensamiento, carácter, nacionalidad, cultura, gusto, etc.) somos uno en la misma Fuente, uno en el mismo Principio, en el mismo Origen, en el mismo “Kilómetro Cero”… que es Dios. Somos uno cuando estamos cerca de Él, y en consecuencia, estamos cerca también de nuestros hermanos. Es bueno volver al “Cero” que es Fuente de nuestra vocación, para ser uno en Él.

Tomas Mekar Joustefen, cmf

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