El comentario del Domingo: IV de Pascua

 

12 de mayo (4º T P C).

Aún estamos saliendo de unas elecciones generales y tenemos las municipales a la vuelta de la esquina. Hemos podido escuchar las diferentes propuestas de cada uno de los líderes y votar aquella que nos parecía más convincente. Ahora, con el respaldo de los votos, veremos qué hacen. Me viene a la memoria una canción que decía: “muchos prometen la luna / hasta llegar al poder; / y cuando arriba se ven, / no escuchan queja ninguna / y te tratan con el pie”.
Cada uno de los líderes se presenta como el mejor. Pero creo necesario para el bien común que se llegue a un entendimiento entre las distintas opiniones, si es que todos buscan el bien común, y no solo el bien de su partido. Pero no está muy claro qué hay detrás de cada una de las opciones. Alianzas y pactos; descalificaciones e intolerancias. Actitudes que nos hacen dudar de que pueden estar buscando lo mejor para todos. Parece que ninguna opción genera la suficiente confianza.
La palabra de Dios nos propone a Jesús como el Buen Pastor, ese guía en quien depositar nuestra confianza porque nunca nos defraudará. Se distingue de los otros porque nos conoce personalmente, está dispuesto a sacrificarse por los suyos, siempre va por delante marcando el camino. Lo refrenda con su vida. Y nos llama a seguirle, a convertirnos también en alguien que pueda mostrar el camino a los demás. Los que son pastores, padres de familia, educadores, catequistas, jefes o superiores, han de ser modelos de referencia para todo el que quiera vivir desde el amor y la justicia, y no desde la búsqueda de sí mismo o de las propias conveniencias.

Juan Ramón Gómez Pascual, cmf

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