Mc 1, 29-39
Domingo, 7 de febrero 2021 (5º TO B)
La primera lectura de hoy es del libro de Job. Nos cuenta la experiencia de un hombre inocente que sufre un sinfín de penalidades, y esto le lleva a enfrentarse a Dios. Pero es en ese encuentro con Dios donde se da cuenta de que no es Dios el que destruye, sino el que ama.
¿Por qué sigue el dolor, el sufrimiento, la guerra, el hambre, el mal en nuestras vidas? En nuestro encuentro con Dios debemos llegar a descubrir no el «por qué» (la vida es así), sino el «para qué». Dios no quiere el mal en nuestras vidas, por eso envía a su Hijo, que en el Evangelio de hoy nos dice que curó a muchos de los males que les aquejaban. El pasó su vida haciendo el bien, curando y liberando de todos los males.
Ante la realidad que nos rodea, ante el mal, tan presente en nuestras vidas, ¿qué hacemos los cristianos? ¿evitamos el problema? ¿lo rodeamos? ¿Cuál es mi actitud? No se nos pide que hagamos milagros como Jesús. Hay momentos en los que para «curar corazones destrozados» solo hace falta cercanía, interés, afecto sincero, mano tendida, actitud acogedora, palabra oportuna.
Si nuestra vida transcurre «en este valle de lágrimas», como seguidor de Jesús que no pierde la esperanza, debemos acercar a los demás el amor de Dios del que nosotros disfrutamos.
Juan Ramón Gómez Pascual, cmf
