El Amor hecho beso

En estos días, en los que en tantas iglesias se da a besar la figura del niño Jesús, me gusta esta meditación del P. Raniero, que nos ayuda a conseguir que el Amor,  que está en el origen de la Navidad, toque «realidad» y se haga concreto.

Feliz Navidad y Feliz 2019.

José Manuel Caselles, cmf

EL AMOR CONCRETO SE HACE BESO

Sí. Cristo ha bajado del cielo “para nuestra salvación”; pero, lo que le ha empujado a descender del cielo para nuestra salvación ha sido el amor, nada más que el amor. Navidad es la prueba suprema de la “filantropía” de Dios, como la llama la Escritura (Tito 3, 4), esto es, a la letra, de su amor para con los hombres.
¿Cuál debe ser entonces nuestra respuesta última a la Navidad? “Amor sólo con amor se paga”: al amor no se puede responder de otro modo que volviendo a amar. En el canto navideño Adeste fideles hay una expresión profunda: “¿Cómo no volver a amar a uno que tanto nos ha amado?” (Sic nos amantem quis non redamaret?). Se pueden hacer tantas cosas para solemnizar la Navidad; pero, ciertamente, lo más verdadero y más profundo está sugerido por estas palabras. Ésta es la Navidad a la que el Espíritu Santo desea conducir a los verdaderos creyentes. Un pensamiento sincero de gratitud, de conmoción y de amor para aquel que ha venido a habitar en medio de nosotros, es ciertamente el don más exquisito que podemos dar al Niño Jesús, el adorno más bello en torno a su pesebre. Y no es difícil; basta meditar un poco sobre su amor para con nosotros, sentir cuánto nos ha amado. El amor, ha dicho Dante, “a ningún amado amar perdona”: hace, sí, que quien se siente amado no pueda menos que volver a amar.

El amor tiene necesidad de traducirse en gestos concretos. El más sencillo y universal (cuando es limpio e inocente) es el beso. ¿Queremos dar un beso a Jesús, como se desea hacer con todos los niños apenas nacidos? No nos contentemos de darlo sólo a su figurilla de yeso o de porcelana, démoslo a un Jesús-niño en carne y huesos. ¡Démoslo a un pobre, a uno que sufre y se lo habremos dado a él! Un beso, en este sentido, es una ayuda concreta; pero, también, una palabra buena, un desear ánimo, una visita, una sonrisa. Son las luces más bellas que podemos encender en nuestro pesebre.

Raniero Cantalamessa

Start typing and press Enter to search