DOMINGO VII Tiempo Ordinario
Amar a nuestros enemigos ha sido uno de los grandes retos que ha tenido la humanidad de todos los tiempos, desde que el hombre es hombre. Debido a esa carencia, los conflictos entre los pueblos y entre los miembros de una misma familia han sido permanentes.
Jesús en este evangelio nos exige más (porque sabe que podemos) y, en diferentes escenarios, nos presenta cuál tienen que ser nuestra actictud. Ante aspectos que nos disgustan, personas que nos resultan molestas o que no comparten nuestras convicciones, nuestra forma de pensar, de actuar… nos pide humildad, a veces casi confundida con una aparente humillación (“si te golpean en una mejilla, ofrécele la otra”). Es la única manera de superar las diferencias entre los hombres, mujeres, familias y comunidades enteras.
Hoy, este Evangelio tiene plena aplicación a nuestras familias. En una sociedad marcada por el materialismo, el individualismo y la debilidad de valores fundamentales como el respeto, el esfuerzo, la disciplina, la perseverancia, la generosidad, la caridad bien entendida, la tolerancia…, los conflictos en la familia se hacen inagotables. Y parecen no tener solución si no somos capaces de “poner la otra mejilla”.
Por ello, el perdón, la necesidad de “olvidar”, de mirar muchas veces hacia otro lado y no dar importancia a las cosas que no la tienen realmente, se convierten en la herramienta fundamental para la convivencia, la paz, la alegría y la esperanza en el seno de la familia. Además, el ejemplo de los padres es esencial. Superar el orgullo y la soberbia ante todo lo que nos molesta o lo que nos provoca rechazo, reforzará la capacidad personal ante los enfrentamientos, y favorecerá la unión, el perdón, el amor y la confianza entre padres e hijos.
Que no se nos olvide, que Jesús predicó sobre las debilidades humanas y nos animó a mejorar nuestra condición. Por ello ante esta difícil tarea… invoquemos a su Espíritu vivificador que de seguro nos ayudará en la resolución de conflictos.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Detectar el origen de algún conflicto que tengamos y, entre todos, buscar cómo solucionarlo.
Lourdes del Pozo y Juanjo Sánchez
