DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO (LUCAS 18, , 9-14)
Jesús en este relato nos hace ver que la humildad del publicano, persona considerada impura en esa época, es la actitud que nos acerca a Dios, al reconocer su miseria, y sentirse necesitado de perdón y de compasión. Por otro lado, el Señor no considera al fariseo una persona justa porque ora desde la vanidad y desprecia a los demás, sin reconocer ninguna acción propia reprochable. ¿Y en nuestras familias? ¿Cómo nos situamos cada uno/a? ¿Reconociendo nuestras meteduras de pata, debilidades, miserias e intentando cambiar lo que nos aleja de Dios y de los demás.. o creyéndonos siempre con la razón y sin aceptar que hay cosas de nosotros que no son como debieran?
Este parábola Jesús nos habla de uno de los valores más nobles del ser humano y muy necesario para la familia: la humildad. Y nos invita a dejar de lado la soberbia, la arrogancia, la indiferencia. Desde esas actitudes deberíamos vivir en el seno de nuestras familias y darnos ejemplos unos a otros.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Reconocer ante los otros miembros de la familia algo que se haga mal. Pues la humildad es el cauce más adecuado para que nuestro mensaje haga el efecto deseado en nuestros seres más queridos. Y, por extensión, para conseguir una sociedad más justa y más humana, más cercana a Dios.
Lourdes del Pozo y Juanjo Sánchez
