XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Mt 25, 14-30)
La lectura de la parábola nos deja un aprendizaje que se centra en que toda persona debe poner en juego sus virtudes, sus dones que se le dado como persona, para hacer un mundo más justo al prójimo transformando el mundo. Jesús dice no al conformismo y sí al trabajo comprometido que nos lleva al reino de Dios. En nuestras familias habríamos de ser generadoras de ese trabajo y ese compromiso.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Como familia nos debemos comprometer en poner en juego todas nuestras cualidades y ponerlas al servicio de nuestra comunidad, no cayendo en la trampa de la comodidad o del camino fácil, y siendo un ejemplo para nuestros hijos e hijas. Convencidos, además, de que es algo que, en primer lugar beneficia a nuestro hogar, pues nos hace más humanos, mejores ciudadanos y más coherentes cristianos.
Teresa Molina y Juan Alcaide