Este pasaje nos presenta a Jesús eligiendo a sus primeros discípulos junto al lago de Genesaret. Pedro se siente conmovido por sus palabras y atraído por su persona. Por eso, él, junto a otros, responden a su llamada desde la adhesión total y el abandono de su vida anterior, convirtiéndose en “pescadores de hombres”. No son personas “entendidas” o especialmente religiosas, pero la cercanía y experiencia de Jesús les convierte en difusores de su Evangelio.
Hoy, 20 siglos después, Jesús sigue llamando a todos los cristianos a trabajar por el Reino, poniendo a Dios en el centro de nuestra vida, venciendo nuestros miedos y dejando que Él nos ilumine. Nuestras familias también están llamadas a ser “pescadoras de hombres” y a trabajar por que todos los que nos rodean se conviertan en “hermanos”.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Al comenzar cada día, pongamos en manos de Dios nuestras actividades, para que sean prolongación de su voluntad y pidamosle que seamos una familia “pescadora de hombres”.
Pilar Jiménez y Fernando Hernández
