DOMINGO V DE CUARESMA
Juan 8, 1-11
Para perdonar, Jesús no necesita comprender la razón del pecado, para perdonar tampoco anula las responsabilidades. La mujer adultera se hace cargo de su situación, permanece, siente angustia….Jesús con su actitud, desde la mayor libertad nos da una lección de verdad y justicia. Jesús regala ternura frente a la incomprensión de los hombres que nos recuerdan las opresiones y desigualdades que están sufriendo las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Nos da confianza, sienta las bases para posibilitar el cambio. En contraste, son los varones los que sin valorar su propio pecado, sin preguntarle ni si quiera a la mujer… la condenan.
Hoy en día está en boca de todos la denuncia por la desigualdad a nivel social que la mujer vive frente al hombre, una situación tan arraigada que constantemente está generando violencia y sufrimiento, también en muchas de nuestras familias de forma más o menos explícita.
Frente a ello, Jesús nos hace una invitación a facilitar y promover actitudes que ayuden a paliar las grandes desigualdades sociales así como la aplicación de esto, en nuestros contextos más cercanos, el trabajo, la familia, el barrio. Nuestra familias, siguiendo su ejemplo, han de ser agentes de cambio.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Como padres, como hijos, como trabajadores, como vecinos, como personas de plenos derechos, tenemos que cuidar con ternura, sin enzarzarnos en reivindicaciones rencorosas. Escuchar, respetar y promover el cambio en todas las pequeñas cosas que día a día nos rodean. Mirar con la misma ternura nuestras posibilidades de cambio.
Teresa Molina y Juan Alcaide
