XIII Domingo del Tiempo Ordinario (Mt 10, 37-42)
Hoy el Evangelio nos recuerda que a Jesús hemos de colocarlo en un lugar destacado de nuestra vida, incluso por encima de nuestros seres más queridos: por encima del amor a padre, madre, hijos… Él debe ser la Prioridad de nuestra existencia. Pero sabemos que si es así… eso se traducirá en el amor a los demás, que es algo inexcusable para los cristianos. Por eso también nos comenta la necesidad de colocar, junto a Él, aquellas personas -del seno familiar o no- que estén en condiciones desfavorables. Con ellos nos pide actuar con su sensibilidad, misericordia, generosidad, compasión… caridad.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Las enseñanzas de Jesús en este evangelio son muy trascendentes en nuestra vida de familia. Nos hacen énfasis en la importancia de la Fe como algo primordial. Por ello, la presencia de Jesús en nuestros quehaceres cotidianos en el seno familiar debe ser una constante, especialmente en el trato entre los esposos y con nuestros hijos, mostrando sensibilidad y tolerancia ante los problemas y situaciones que surjan, encontrando la mejor salida en el diálogo y el respeto a todos, aplicando esa generosidad, primero dentro de la familia, a quien sufre por cualquier causa, y también hacia el prójimo necesitado… así como cuidando los pequeños detalles: en el trato, el respeto, la bendición de la mesa, los buenos deseos, etc. A lo mejor esta semana cada uno podría proponerse cuidar un “pequeño detalle” que le guste a otro miembro de la familia, como una manera de hacer “visible” el amor al que Jesús nos envía.
Lourdes del Pozo y Juan José Sánchez