El Evangelio de hoy nos habla de una familia. La formada por Isabel, Zacarías y Juan. Una familia que, tras pasar por la decepción de no tener descendencia (cosa que se veía como una maldición en aquella época) se sienten bendecidos por Dios. Una bendición que viene a ser la guinda de una vida fiel y entregada al servicio del pueblo y del Señor. Una historia bonita, al fin y al cabo, donde el bien parece tener recompensa.
Cierto que no podemos asegurar que las cosas sean siempre así. En medio de nuestras frustraciones, fracasos, sufrimientos como familia… ni siquiera el ser fiel al Evangelio parece asegurarnos que el bien triunfará. Pero no es menos cierto que es la historia de muchas personas y familias. Y, por encima de todo, la mejor opción: en medio de la oscuridad, el dolor, la incertidumbre… seguir cerca del Señor es lo único que puede mantener nuestra esperanza.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Pensar en una situación difícil que esté viviendo nuestra familia y, en ella, acrecentar nuestra cercanía con el Dios de la vida.
Manolo Devolx