DOMINGO IV DEL TIEMPO DE CUARESMA (Jn 9, 1.6-9.13-17.34-38)
En el Evangelio de hoy los fariseos achacan la ceguera de nacimiento de una persona a una “maldición” previa. Ellos parecen tener la autoridad sobre el bien y el mal. Pero Jesús cuestiona todos los prejuicios que tenían los judíos sobre la enfermedad y actúa como verdadero Dios, el único cuya autoridad es incuestionable y que, por lo tanto, se traduce en gestos de bien, de misericordia, de sanación y de salvación. Él es Luz y Vida. También en nuestras familias hay miembros más “cercanos” a los fariseos… y otros más “cercanos” al Dios de la Vida. En estos tiempos de vivencia de la pandemia del coronavirus… también pueden salir a relucir cada uno/a.
PROPUESTA PARA CUIDAR A LA FAMILIA esta semana:
Hagamos lo posible estos días por ser portadores de la luz y la vida de Jesús, convencidos de que, la mejor manera de afrontar nuestros temores e inseguridades es permanecer en la fe y a la escucha de la voluntad de Dios.
Lourdes del Pozo y Juan José Sánchez
