Hace unos días en esta sección «Sin Periferias» publicamos el testimonio de Marcial, una persona que ha pasado en diferentes momentos de su vida por una situación de «sin Hogar» (podéis leerlo aquí). Pues bien, es nuestro deseo ir ofreciendo también algún tipo de respuestas, de pistas, de claves para salir «hacia las periferias» y trabajar para que dejen de serlo. En esta ocasión -y en el día de las Personas Sin Hogar que se celebra cada año coincidiendo con la fiesta de Cristo Rey- hemos acudido a Rosario Ayala, Educadora Social de Cáritas Diocesana de Granada. Ella nos describe algo de lo que significa vivir sin hogar y diferentes estrategias con las que afrontar dicha situación. Lo ponéis leer a continuación.
Agustín Ndour
La situación en que viven las personas sin hogar es desconocida para la gran mayoría de la población. La calle está llena de estigmas y ello reproduce frecuentemente multitud de estereotipos hacia aquellas personas que caen en ella. No debemos olvidar que sólo por este hecho, quedar atrapado en los hilos de la exclusión, la persona no ha de perder su dignidad, es más, son en estas situaciones de máxima vulnerabilidad cuando nuestra mirada debe ser más atenta y cercana.
Vivir en la calle no es una decisión personal, ni siquiera es una decisión en sí misma. Las causas principales del sinhogarismo no se deben focalizar únicamente en las personas que lo sufren sino que se trata de un fenómeno multicausal donde intervienen factores estructurales, institucionales, relacionales y personales. Así mismo se trata de una serie de carencias en los ámbitos sociofamiliar, afectivo, laboral, económico, de vivienda, de salud, de estatus documental, jurídico, etc… Estas carencias afectan a diversas esferas de su situación personal e inciden en la vivienda, los ingresos económicos, las habilidades y capacidades laborales, la salud, la formación…
Hay diferentes formas de abordar el sinhogarismo, estilos más clásicos y más innovadores, dependiendo del enfoque que se le dé a las causas del proceso o sobre cuál tiene que ser el protagonismo de la persona afectada. Por ello nos encontramos diferentes visiones en la atención como aquellas basadas en resolver las necesidades básicas sin que en ningún momento se plantee una estrategia de trabajo a medio o largo plazo, atendiendo situaciones de emergencia, siendo una atención de subsistencia. O por otro lado visiones más recuperadoras que ofrecen el apoyo a partir de un itinerario de salida que tiene como objetivo la consecución de un grado suficiente de autonomía por parte de la persona. Cuando el itinerario se limita a un periodo temporal a medio plazo, se habla de proceso de inserción de recuperación o de inclusión. Existen otras visiones más participativas donde la persona plantea sus retos sin ningún orden predeterminado y tan solo recibe apoyo en aquello que, a criterio propio, no puede lograr sin ayuda. Se trata de un apoyo de tipo motivador y flexible, basado en el respeto y en el reconocimiento de los derechos de las personas. Se garantiza incondicionalmente el acceso a bienes y servicios, como la vivienda y la cobertura de necesidades básicas, en un marco de decisión libre para la propia persona, informada previamente de sus opciones y responsabilidades. Su participación en el proceso asistencial es activa desde el primer momento en que se le atiende, de modo que adquiere responsabilidades de forma gradual sin que queden anuladas las capacidades que ha conservado a pesar de haber sufrido una situación de deterioro a lo largo de su vida.
Las personas en situación de sin hogar son, ante todo, personas; con sentimientos, con ilusiones y proyectos de vida, con capacidades y dificultades, con derechos, con opinión,… y el único tratamiento posible que cabe es el de persona. No siempre han estado en esta situación, ni contaban con estar en ella en el pasado ni lo piensan estar en el futuro. Todo esto nos debe hacer reflexionar sobre la posibilidad de que alguno de nosotros, tal vez, nos podamos encontrar alguna vez en esta situación.
Rosario Ayala
Educadora Social
Fundación Casas Diocesanas de Acogida – Cáritas Diocesana de Granada
Ojalá, a la luz de las indicaciones que nos da Rosario, todos contribuyamos de una manera u otra a que estos hermanos nuestros se sientan como lo que son… personas de pleno derecho e igualdad de oportunidades.
Para ello, respetando siempre sus procesos, su libertad… acerquémonos a su realidad desde la acogida fraterna, la defensa de sus derechos, el tratamiento como personas, la conversación fraterna, la denuncia de las vejaciones que puedan sufrir.
Que los últimos… siegan siendo los primeros.
Nadie sin hogar.
Agustín Ndour.