¡Apaga el móvil!
Y yo me quedo inmóvil ante a ti.
Detengamos el tiempo frente a frente…
No hay nada más.
Solo tú y yo,
el temblor de tus manos,
el brillo de tus ojos,
y la sonrisa apenas iniciada.
Yo te regalo mi silencio,
mis manos apacibles
y el rumor de las olas
que envuelven nuestra frágil distancia.
Y cuando yo te digo: te amo,
no es una frase
del consumo diario de la rutina.
El amor siempre espera, como una caracola,
la diaria caricia de las olas.
Tú y yo frente a frente
mientras cae la tarde sudorosa.
Envueltos en sus alas
los pájaros conjugan con la brisa
la última estrofa de su llanto.
Las Palmas, 2019
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: freestocks)
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