Y LA ESPERANZA TODA A FLOR DE TIERRA

Empezar a gritar. Quedarse mudo.

Empezar a llorar. Secarse el llanto.

No hay nadie que perturbe ya este canto

que se ganó mi corazón desnudo.

 

Sobre la tierra estaba y nadie pudo

sembrar mi corazón en la alegría.

No digáis que vivir es cosa mía

si a fuerza de llorar ya no lo dudo.

 

Vivir, vivir, vivir… como un sonido

de campanas sombrías. Y la muerte

detrás de cada sombra. Y el latido

 

de los hombres. Y el ansia de tenerte.

Y la esperanza toda a flor de tierra

y el hombre solo en medio de la guerra.

 

Blas Márquez Bernal, cmf

 

(Del Libro Sonetos para una voz cansada)

 

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