Has partido hacia el cielo de los ángeles,
sin proyectos, sin manuales,
sin timón.
Has partido hacia el final de la tarde,
sin tus calles, sin tu rastro,
sin tu estrella.
Has partido hacia el eco final de la palabra,
sin tu infancia, sin tus sueños,
sin tu escuela.
Solo y a solas,
con el rostro golpeado
por la piedra
de la vida,
que resume en esta tarde,
un barro salino
de peces bordados de esperanza
en la página de mis párpados.
Ramón Uzcátegui, sc