Vicente de Paúl. Dejar a Dios por Dios.

Esta semana nos encontramos con «influencers» de la talla de San Jerónimo (día 30), doctor de la Iglesia quien, una vez lograda la libertad de cultos (año 313) marcha a Roma, a las órdenes del papa español san Dámaso. Huyendo de las críticas malévolas, a la muerte del Pontífice, se refugia con sus hijas espirituales,Paula y Eustoquio, en Belén, para fijar la nueva versión de la Biblia, la Vulgata (390-405), descansando  finalmente allí mismo «el mejor padre de la Iglesia de Occidente:  un padre que puso la Biblia en el centro de su vida» (Benedicto XVI). Quien desconoce la Biblia  desconoce a Dios (y si es el Evangelio, a Jesucristo).

También nos encontramos a San Vicente de Paúl (día 27), fundador (junto a Santa Luisa de Marillac) de las Hijas de la Caridad y, más tarde, de la Congregación para la Misión («Paúles»). Decía tajantemente: “No basta con que yo ame a Dios, si mi prójimo no lo ama”. Tuvo tanta difusión e influencia en su época, que podría figura como el paradigma de la vida activa en favor de cualquier necesidad. El Santo llegó a decir que, a veces, es preciso «dejar a Dios por Dios», es decir, la contemplación por la acción, sobre todo pensando en el servicio a los pobres, de quienes decía que «son nuestros señores y maestros«. 

Y tú, ¿»dejas a Dios por Dios»? ¿qué  haces en favor de los empobrecidos de nuestro mundo?

Antonio Bolívar, cmf

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