Una buena persona

En las redes sociales se encuentra de todo. Son frecuentes los foros en los que se lanzan las preguntas más diversas. Hace poco apareció ésta: ¿Qué significa para ti ser “buena persona”? Antes de mirar las respuestas que se daban, me paré a responderla, auscultándome a mí mismo: ¿Que pertenezco a una ONG? ¿Que no me enfado con frecuencia? ¿Que soy educado? ¿Que tengo muchos amigos? Comprendo que es un tema tan subjetivo que es imposible establecer criterios comunes. Movido por la curiosidad me detuve en algunas de las respuestas de los internautas sobre lo que para ellos significa ser buena persona. La colecta de datos ofreció algunos resultados repetidos como estos que aquí agrupo:

• Una buena persona es honesta. Trata de vivir de acuerdo con sus valores. Cumple lo que promete. Respeta a los otros sin pisarles su terreno. No se aprovecha de los demás en circunstancias favorecedoras. Trata de no mentir ni herir con las palabras.
• Una buena persona no descarta a nadie. Habla con cualquiera. Trata con todos, aunque no pueda ni deba mantener con cada uno el mismo nivel de trato, afecto y confidencialidad. No clasifica entre “don José, Pepe y Pepillo”.
• Una buena persona es humilde. No se las da de perfecto. Cuida el tono de su voz para no intimidar. Sonríe a los demás y se ríe de sus propias meteduras de pata, sin hacer tragedias. No se exhibe ante nadie. Ni vive colgado de su ego.
• Una buena persona es detallista, delicado, sensible, atento, cuidadoso con las formas, pero no porque busque ser aceptado o gratificado, sino porque le nace de dentro. Se ocupa y se preocupa por los demás, sin mirar mucho al reloj.
• Una buen persona es realista. Sabe perfectamente que los demás a veces no lo son con él. No pierde los papeles por ello. Y no devuelven las estocadas. Prefiere disimularlas, esquivarlas si puede, perdonarlas cuando se siente capaz…
• Una buena persona escucha a los demás. Pierde tiempo con ellos. No interrumpe. Trata de ponerse en su lugar. Evita juicios y prejuicios porque le distancian y enfrentan a todos. Se puede hablar con ella, sin miedos.
• Una buena persona controla sus “radares”. No es curiosón ni cotilla. No se entromete indebidamente en la vida de los demás, aunque sabe acoger las confidencias y guardar los secretos con respeto y discreción.

¿No suenan todas estas cosas a cristiano?

Juan Carlos Martos Paredes, cmf

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