Hay palabras que el viento no acaricia
Y latidos del aire que el corazón silencia.
En llama viva el pensamiento ignora
La caída del agua en la estera del verso,
la herradura invisible en el panal del labio.
En un haz de memorias y de asombro
Los ojos amanecen incendios otoñales,
Y cuchillos de seda alzan el vuelo
Anudando la sed de mis huesos marchitos
A orillas de mi sangre, en la curva del tiempo.
Un retablo de imágenes dolientes
Descompone la luz en ojival medida.
Se borran los caminos que soñaba…
Y en una sombra amiga cabalgan los despojos
Por un cielo ignorado de caducas estrellas.
Tiempo a tiempo se suman las heridas
Y un logaritmo abierto desfigura los cálculos.
Telarañas contiguas en el vértice
De un dolor prolongado en el umbral del labio.
Me contagian las horas su indolencia,
Y su desnudez última acrecienta la costumbre
De morir sin recelo en cada hueco:
Los labios prisioneros de la voz sin encajes,
Las lágrimas marchitas en el cauce del llanto.
(Mérida. Octubre.1985)
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: Tincho Franco)
UM RETÁBULO DE IMAGENS ENLUTADAS em portugués