A estas alturas de mi vida grito
que entiendas la razón de mi locura.
De pequeño pensé que la hermosura
y el amor no cabían en un rito.
En las esquinas rotas de aquel grito
ahogado en las noches sin mesura
descubrí en la voz mi desventura
y a pesar mío en sueños lo repito.
No comulgo con ruedas de molino
y el vino de mi sangre me embriaga.
Un cura heterodoxo se arrepiente
de haberse acostumbrado a aquel destino
de dogmas y certezas en cada llaga
Ahora sé y mi corazón no miente.
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: Marcelo)