La recesión económica sufrida en 2008 supuso un cambio importante en las vidas de muchas personas, que perdieron sus empleos y, a consecuencia de ello, se vieron obligados a modificar hábitos que formaban parte de su estilo de vida.
The Company Men nos aproxima a las vicisitudes vividas por tres ejecutivos de una importante empresa constructora de barcos y a las consecuencias personales y familiares que sufren al ser despedidos de sus trabajos.
Los protagonistas de la película actúan de reflejo de quienes como ellos sufrieron las consecuencias de la crisis: ajustes en la economía familiar, limitaciones del estilo de vida acomodado que mantenían, papel de la familia (refuerzo de las relaciones o desavenencias a consecuencia de la tensión o de la falta de comprensión de la situación), vuelta a fórmulas ya superadas (regreso a la casa de los padres), incapacidad de asumir la situación, o llamadas a vencer el conflicto con ánimo y conciencia solidaria. No obstante, la visión del problema planteada en esta película creo que adolece de suficiente entidad (algo que a mi juicio sí ofrecía Los lunes al sol, o Dos días y una noche, en contextos europeos y críticos con el sistema provocador de esta crisis y de tantas desigualdades anteriores y posteriores). Y la resolución del conflicto puede resultar algo ilusoria, o solo bienintencionada.
No obstante, es justo valorar el intento del realizador John Wells (que fue hace años productor ejecutivo de aquella serie modélica y emblema de una forma de liberalismo a la americana, El ala oeste de la Casa Blanca) de aproximarse a quienes sufrieron la crisis económica (aunque se trata de unas víctimas peculiares, altos ejecutivos venidos a menos, que poco tienen que ver con los protagonistas de las películas de Fernando León y los hermanos Dardenne citadas antes, que sí abordan el problema del desempleo con rigor y cercanía con los afectados). Las situaciones vividas por sus protagonistas difícilmente resultan reconocibles para un público europeo, acostumbrado a observar la realidad del desempleo y sus consecuencias desde una óptica más realista y a empatizar con los afectados que trasladan su sufrimiento a quien observa sus desventurados vaivenes.
En este caso es difícil empatizar con los protagonistas de esta película, quizá por la distancia que existe entre los contextos que nos separan. Me parece que The Company Men está muy anclada en la realidad estadounidense, pero resulta distante y poco incisiva desde una perspectiva europea.
Todo ello no obsta para el reconocimiento de la labor de sus protagonistas, particularmente de Tommy Lee Jones y Chris Cooper, actores de carácter que siempre imprimen a sus personajes el sabor de lo auténtico y son de lo poco, a mi juicio, cercano a la sensibilidad de este espectador.
Antonio Venceslá Toro, cmf