Retomamos esta sección «Párrafos con corazón» que pretende poner a tu alcance una selección de textos hermosos y llenos de sentido. Quieren ser alimento para el alma y dulces compañeros de viaje en este camino que todos realizamos a lo largo de nuestra existencia. El primero de este curso nos habla de cosas esenciales, de dos palabras mágicas que ensanchan el corazón y conectan con el fundamento de nuestra existencia como creyentes. Por eso, con él, te saludo en este nuevo día que te invito a vivir desde el mismo.

José Manuel Caselles, cmf

 

Te quiero

Te quiero
no porque he aprendido a decírtelo,
no porque el corazón me sugiera esta palabra,
tampoco porque la fe me haga creer que eres amor,
ni siquiera solamente porque has muerto por mí.
 
Te quiero
porque has entrado en mi vida
más que el aire en mis pulmones,
más que la sangre en mis venas.
 
Has entrado donde nadie podía entrar,
cuando nadie podía ayudarme,
cada vez que nadie podía consolarme.
Todos los días te he hablado.
Todas las horas te he mirado,
y en tu rostro he leído la respuesta,
en tus palabras la explicación,
en tu amor la solución.
 
Te quiero
porque durante muchos años has vivido conmigo
y yo he vivido de ti.
He bebido de tu ley
y no me había dado cuenta de ello.
Me he nutrido de ella, me he robustecido,
me he repuesto,
pero lo ignoraba,
como el niño que bebe de la madre
y todavía no sabe llamarla
con ese dulce nombre.
 
Concédeme estarte agradecida
–al menos un poco–
durante el tiempo que me queda,
por este amor que has derramado en mí
y que me ha obligado a decirte:
te quiero.
 
Chiara Lubich

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