Una misión inseparable de la justicia
Los Misioneros Claretianos hemos recibido, como los Apóstoles, el envío de Cristo Resucitado: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio” (Mt 28,19). Evangelizar significa hacer presente el Reino de Dios, su plan de amor para la humanidad y para toda la Creación. Esta misión no puede desligarse del compromiso social: “La acción en favor de la justicia y la transformación del mundo son una dimensión constitutiva de la proclamación del Evangelio” (Evangelii Gaudium 176).
Solidaridad y Misión (SOMI)
Desde 2015, la Congregación ha articulado bajo el nombre de Solidaridad y Misión (SOMI) una manera de coordinar ministerios sociales, iniciativas de justicia, paz y cuidado de la Creación, Procuras de Misiones y la presencia ante organismos internacionales como Naciones Unidas. Sin embargo, SOMI no es una novedad, sino una expresión actual del carisma de san Antonio María Claret, que desde el siglo XIX impulsó iniciativas educativas, sociales y de promoción humana al servicio de los más pobres.
Identidad y espiritualidad
Hablar de SOMI no es solo hablar de proyectos, sino de espiritualidad. Es un eje transversal que atraviesa la vida de la Congregación: oración, vida fraterna, formación, economía y misión. Como recordó el Papa Francisco: “Quien de verdad quiera dar gloria a Dios con su vida está llamado a desgastarse intentando vivir las obras de misericordia” (Gaudete et Exsultate 107). La misión claretiana se concreta en gestos de compasión y en la búsqueda de un cambio social auténtico, que combata las causas estructurales de la pobreza y promueva la dignidad de cada persona.
Una opción preferencial
Los capítulos generales recientes han insistido en la inseparabilidad entre la fe y el compromiso por la justicia, la paz y el cuidado de la casa común. “Soñamos con una Congregación comprometida con la fraternidad universal, la justicia, la paz y el cuidado de la casa común” (QC 43). Por ello, SOMI recoge la opción preferencial por los pobres y marginados, eco del Evangelio y de la tradición viva de la Iglesia: “El vínculo entre la justicia con los pobres, la preocupación por la naturaleza y la paz interior es inseparable” (Laudato Si’ 10).
Organización y presencia en el mundo
El Equipo General de SOMI está compuesto por personas que desempeñan un papel central en la coordinación y apoyo a los esfuerzos de la Congregación en Solidaridad y Misión. Forman parte de él el Prefecto General de Apostolado y una serie de personas designadas por el Superior General de los Misioneros Claretianos: el Secretario General de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC); el Procurador General de Misiones, y los miembros del equipo de “Claretianos ante la ONU”. Juntos promueven proyectos de evangelización, desarrollo humano integral y defensa de la Creación. Las prioridades de acción incluyen la atención a migrantes y refugiados, el acompañamiento de pueblos indígenas, la construcción de paz y la incidencia en temas ecológicos globales.
Un estilo de vida claretiano
Más allá de estructuras, SOMI es un estilo de vida que invita a proclamar un Evangelio que une inseparablemente fe, justicia y cuidado de la vida. Como recordaba san Juan Crisóstomo: “No honres a Cristo en el templo y lo descuides fuera de él, donde sufre en el pobre y el desnudo”.
Solidaridad y Misión es, en definitiva, la expresión concreta de la compasión claretiana, un camino que nos recuerda que no hay auténtica evangelización sin compromiso con los pobres ni con la Creación.