«Cuando hagas limosna , no vayas tocando la trompeta por delante. Cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre está en lo escondido. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos como los hipócritas, que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan».
Comenzamos hoy la Cuaresma. Comenzamos un camino cuya meta es la PASCUA.
Al recibir la ceniza, a todos nos dirán hoy: «conviértete y cree en el Evangelio».
Esa conversión nos pide más limosna, más ayuno, más oración.
Más limosna para el otro, más ayuno para uno mismo, más oración para Dios.
* Ayuna de ruidos y de las distracciones que te impiden escuchar la voz de tu conciencia y encontrarte más a fondo con Dios y con los demás.
* Da limosna dándote a tí mismo, desde dentro. Comparte tus cualidades, tu tiempo, tus bienes, tu vida.
* Trata más con el Señor en este tiempo de Cuaresma. No dejes de encontrarte diariamente con Él en tu rato diario de oración. Semanalmente en la Eucaristía y, con frecuencia, en el Sacramento del Perdón.
Que la ceniza que hoy se imponga en tu cabeza te conduzca a estos buenos deseos, «para que, dedicado con mayor entrega a la alabanza divina y el amor fraterno, llegues, con el gozo de haberte purificado, a la solemnidad de la PASCUA».
Que tengas un buen camino cuaresmal.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf