«El que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».
No podemos negar que a todos nos gusta ser los primeros. Nos gustan los halagos, los piropos, que nos reconozcan y que conozcan lo que hacemos.
Nos gustan los primeros puestos, que nos hagan reverencias, que nos consideren superiores…
En definitiva, buscamos el ser servidos antes que servir.
Pero Jesús invierte las cosas y nos recuerda nuestra igualdad como hermanos, la primacía del servicio, el saber ser humilde y «vivir arrodillados» para estar más cerca de la gente sin creernos especiales y superiores.
Jesús nos invita a la honestidad, a la sinceridad y a la coherencia.
Es propicio este tiempo de Cuaresma para meditar en todos estos consejos de Jesús.
Pregúntate si actúas con coherencia, si te portas como piensas, si pides a otros un comportamiento que tú no tienes, si haces las cosas porque crees que así las debes hacer o las haces para que te vean, si buscas primeros puestos y si te consideras más maestro que tu hermano.
Acepta tu pequeñez y evita la soberbia y el orgullo. Déjate ser pequeño.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf