«Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Tú y yo somos esa viña de la que hoy habla el Evangelio.
Una viña de la que Dios se preocupa y cuida exquisitamente. Que la mima, la protege y la rodea de todo lo necesario para que dé fruto bueno y abundante.
Para ello nos da unas herramientas maravillosas: la oración, la Eucaristía, el Sacramento del Perdón, el acompañamiento espiritual, la comunidad, la Iglesia…
Para mí este evangelio es una fuerte llamada de atención:
+ ¿Cómo estoy respondiendo al amor y el cuidado de Dios sobre mí?.
+ ¿Cómo empleo las herramientas que Dios pone en mis manos para ser cada día una viña mejor?. Dedicada hoy unos minutos a pensar algo sobre esto.
Y no te olvides: tú eres también una herramienta en las manos de Dios para amar y cuidar a los demás. Que por medio de tí veamos el cariño y el cuidado que Dios tiene de nosotros.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf