«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco… Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles con calma».
En el Evangelio que se nos propone hoy aparecen dos rasgos muy humanos de Jesús:
1: Jesús invita al descanso. Entiende que los apóstoles vuelven cansados y necesitan reparar las fuerzas. No todo es trabajar y esforzarse. También necesitamos del esparcimiento, del descanso y de la convivencia tranquila y reparadora.
2: Jesús siente compasión de aquellas personas que lo buscan como ovejas sin pastor. Y no tiene prisas para darles lo que ellos buscan y están necesitando. Se puso a enseñarles muchas cosas y las enseñaba con calma.
Descansa también tú en la medida en que puedas. No te dejes llevar de los trabajos, de las ocupaciones, de todo lo que te quita la paz, la calma y la armonía en tu vida.
Para poder seguir sirviendo más y mejor y para seguir caminando necesitamos, de vez en cuando, pararnos en un «oasis».
En medio de tus ocupaciones, no tengas prisa para atender a las personas. No te inquietes, no te impacientes.
Intenta llevar a la práctica estas enseñanzas que hoy nos da Jesús. Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf