«Salió el sembrador a sembrar… Algo cayó al borde del camino… Otro poco cayó en terreno pedregoso… Otro poco cayó entre zarzas… El resto cayó en tierra buena».
Cuando leo, medito y oro con esta parábola, siento identificarme con todos los terrenos en dónde cae la semilla de la Palabra.
Me identifico con el borde del camino, con el terreno pedregoso, con el campo lleno de zarzas y también con la tierra buena.
Y creo que eso es normal porque todos tenemos algo de todos ellos. Pero también creo que lo importante es que la tierra buena le vaya ganando campo a los otros terrenos.
Y es este el trabajo de cada día: quitar durezas, quitar piedras y quitar zarzas y espinos para que la Palabra de Dios crezca y fructifique en nosotros cada día con más fuerza y vigor.
Trabaja con empeño para que tu tierra buena cada día tenga más metros cuadrados.
Te deseo que hoy crezca mucho tu tierra buena.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf