«Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad».
¿Cuántas palabras podrás pronunciar en un día normal de tu vida cotidiana?. ¿Cuántas de ellas pueden estar llenas de contenido y cuántas de ellas pueden ser palabras vacías, protocolarias, rutinarias…?
Los mismos «buenos días» o las «buenas noches» que das pueden ser palabras llenas o palabras vacías.
Las palabras de Jesús estaban «llenas de autoridad».
Sus palabras eran expresión viva de sus sentimientos, de su corazón, de lo más profundo de su ser…
Jesús era autor de sus palabras y por eso sus palabras estaban llenas de autoridad. Intenta hoy hacer el ejercicio de «hablar con autoridad».
Que tus palabras sean la expresión de tí mismo.
Y que siempre sean la expresión de lo mejor de tí mismo.
Así estarán llenas de autoridad.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf