«Cuando entraban con el Niño Jesús sus padres para cumplir con Él lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
Celebramos hoy la Presentación del Señor en el templo y también la Purificación de la Virgen María.
A esta fiesta también podríamos llamarla la Fiesta del Encuentro, porque el Señor se encuentra con su nuevo pueblo como luz, salvación y gloria.
Quemamos lo viejo y resplandece lo nuevo. Los viejos ritos dan paso a la novedad del Evangelio.
Por eso encendemos hoy candelas. Al quemar todo lo viejo sin sentido, todo lo que está apolillado y es inútil, aparece Cristo como una llamarada de luz y calor que ilumina y que da nueva vida. Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf