«Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas?; os digo que les hará justicia sin tardar».
Santa Mónica fue como esa mujer de la que hoy nos habla el evangelio. Día y noche gritó al Señor pidiéndole la conversión de su hijo Agustín.
Y Dios no le dio largas. Hoy su hijo es un gran santo venerado por toda la Iglesia.
Puede ser hoy un buen día para revisar nuestra oración. Y, en concreto, para revisar nuestra oración de intercesión y nuestra constancia en la misma.
El Señor siempre nos escucha. Pero no siempre cumple nuestras peticiones al momento y como nosotros queremos que se realicen. Cuando esto ocurre, nos desalentamos, nos impacientamos, creemos que Dios no nos atiende y puede ser que hasta dejemos de orar.
Aprende la lección que Jesús nos da en esta página del Evangelio.
Nos pide la fe y la constancia en la oración.
Nos asegura que Dios escuchará a sus elegidos que le gritan día y noche.
No te canses de orar sin desanimarte y con la certeza de que el Señor siempre escucha nuestras súplicas. Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf