«Los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre»… Él les contestó: «Estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el cielo».
Los setenta y dos discípulos que unos días antes Jesús había enviado a proclamar la Buena Noticia vuelven alegres junto a Jesús.
Han experimentado que con Jesús se crea y se recrea la alegría.
También Jesús se contagia de esta alegría y alaba al Padre porque revela a los sencillos la alegría del Evangelio. Trabaja por vivir en la sencillez y en la alegría.
Piensa que tu nombre lo tiene el Padre escrito en el cielo.
Y que esto te llene de alegría contagiosa. ¡Contagia de Evangelio!. Verás que puedes pisotear «serpientes» y «escorpiones».
Pide hoy un corazón sencillo que sepa abrirse al amor del Padre.
Y que entienda que lo importante no está en saber mucho o en hacer mucho, sino en amar y en confiar mucho.
Alégrate porque tu nombre está tatuado en el corazón y en las palmas de las manos de tu Padre Dios.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf