«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre y el que cree en mí nunca pasará sed».
Jesús es el PAN DE LA VIDA. Jesús nos alimenta con su propia vida.
Su vida es una vida entregada hasta la última gota de su sangre y derramada para que su proyecto de amor sin límites se implante en el mundo y en cada ser humano.
El proyecto de amor de Jesús es implantar el reino de la verdad, de la paz, de la justicia y de la libertad. Esta es la verdadera vida. Acércate a Jesús en la Eucaristía. No pasarás hambre ni tampoco pasarás sed.
Tu entrega a Él va a saciar todas tus «hambres» y va a remediar toda tu sed.
Y también tú entrega y tu unión con Él te van a empujar a los demás para que los lleves a Jesús y en ellos se cumpla también su Palabra: «el que viene a mí no pasará hambre y el que cree en mí nunca pasará sed».
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf