«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Tres veces negó Pedro a Jesús. Tres veces repitió que no lo conocía. El miedo fue más fuerte que el amor al Maestro.
Tres veces confiesa a Pedro su amor a Jesús. Tres veces necesita Pedro decir que quiere al Maestro para que el Maestro le entregue las llaves del Reino.
Pedro lloró amargamente su triple negación a Jesús. En medio de esas negaciones nunca estuvo ausente el amor.
Por eso Pedro lloró y Judas no lloró después de la traición.
Tú y yo hemos negado muchas veces a Jesús. Pero lo importante es que el rescoldo del amor a Jesús no desaparezca nunca de nuestro corazón.
Si ese fuego del amor existe, quemará toda negación y abrigará continuamente nuestra opción por Jesús y nuestra opción por su seguimiento.
Cultiva todo lo que puedas el amor al Maestro.
Repite hoy muchas veces la humilde oración de Pedro: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf