«Vuestra tristeza se convertirá en alegría… se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría».
Dificultades, momentos de dolor, pérdida de ilusión, fracasos de proyectos, rupturas de sueños… y tantas otras cosas, luchan en nuestra vida por robarnos la alegría.
Pero nada ni nadie nos la podrán arrebatar si nuestra mira y nuestro corazón están centrados en Jesús.
Con Jesucristo, nos dice el Papa Francisco, siempre nace y renace la alegría.
Jesucristo nos hace vivir en los brazos del Padre. Vivir en los brazos del Padre es igual que vivir en el amor. Y vivir en el amor es vivir en la alegría.
Sentirse amado por Dios es algo tan grande y causa una alegría tan grande, que ese sentimiento vence toda tristeza y nos hace vivir las dificultades con serenidad y fortaleza sin perder la alegría de tener a Cristo con nosotros.
Vive hoy y siempre la alegría que te da y nos regala Jesucristo.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf