«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna».
Los judíos siguen sin creer en Jesús. Su ceguera y su cerrazón les impiden ver los signos de salvación que Jesús realiza. Su sordera a la palabra de Jesús le impide también entender el sentido de estas palabras.
No entienden ni quieren entender. No escuchan ni quieren escuchar. Porque quieren entender lo que ellos quieren y quieren escuchar también lo que ellos quieren escuchar.
Ponte ante Jesús sin condiciones y ábrete sin dobleces a su Palabra. Déjate conducir por Él.
Él te dará ojos nuevos y corazón nuevo para verlo y entenderlo. Recibirás de Él vida nueva y nadie podrá arrebatarte de su mano.
En tí se cumplirá su Palabra: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano».
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf