LUNES 26 DE OCTUBRE
Lucas 13, 10-17:
«Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «mujer, quedas libre de tu enfermedad». Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios».
La sinagoga y el sábado son el símbolo del legalismo y ritualismo judío, que se había convertido en un peso tal que oprimía a la persona encorvándola y haciéndole mirar hacia abajo y no hacia Dios y hacia los demás.
Con sus intransigencias, las leyes judías se habían convertido en un fin en sí mismas.
Jesús les devuelve su auténtico significado, porque para Jesús lo primero son las personas: «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado».
Por encima de cualquier norma o de cualquier ley está la norma y la ley del amor.
El ser humano, que es imagen de Dios, es lo primero. Por eso Jesús no duda en curar en sábado, día sagrado para un judío y en el que no se podía trabajar.
Devuelve su dignidad a la mujer encorvada y la libera de sus ataduras situándola de cara a Dios y a los demás.
Que también la norma suprema de tu vida sea la norma suprema del amor.
Buenos días.
Antonio María Sanjuán Marín, cmf