Sirviendo el Evangelio según Sanjuán: Lc 12, 49-53

«He venido a prender fuego en el mundo, ¡ojalá estuviera ya ardiendo!». 

Jesús fue el primero que hizo arder este fuego del Evangelio en el mundo. 

Y después de Él, hasta nuestros días, otros muchos de sus seguidores han seguido prendiendo este fuego y han hecho posible que a lo largo de la historia el fuego que trae el Evangelio no se extinga.

Pensemos que tantos hombres y mujeres a los que podríamos llamar «hombres y mujeres de fuego». 

Hombres y mujeres abrasados en el amor de Dios que prendieron el fuego de este amor de Dios en todo lo que hicieron y en todo lo que vivieron. 

El fuego quema, purifica, alumbra, calienta, contagia con su llama todo aquello que toca. El fuego no para, tiende a expandirse, hacerse fuerte hoguera. 

Pide esta gracia al Señor: que como Jesús y como tantos hombres y mujeres en la historia del cristianismo seas también persona de fuego.

Que prendas del fuego del Evangelio todo aquello que toques. 

Buenos días.

Antonio Sanjuán, cmf

Start typing and press Enter to search