Se precisa “un cambio de narrativas” contra la deshumanización

Desde el curso pasado estamos colaborando con el colectivo Caminando Fronteras en el recuento de aquellas personas que no tienen nombre, perdidas en el océano, a las que sus familias buscan sin el apoyo de consulados ni el escrutinio de periodistas. Y así, hace un par de días, el pasado 1 de octubre se hacía eco de la última tragedia: 57 personas muertas en su ruta al archipiélago. 57 vidas perdidas.

Nos resistimos y combatimos la normalización de las muertes en frontera, de la vulneración de derechos de quienes llegan, el “desapego” como una concepción que ya está presente en el imaginario colectivo, y que los medios de comunicación van dejando en el pensamiento. Es inhumano que todo el pueblo no esté indignado y de luto constante por todas las muertes a las que diariamente asistimos.

Koldovi Velasco, una activista afincada en las islas desde hace muchos años, denuncia constantemente como los esfuerzos por parte de Europa, para que las personas no lleguen, para impedir la movilidad humana, se traducen en un descomunal negociado de la securitización y la externalización de las fronteras. Hace 16 años, el 3 de octubre de 2005, se crearía la agencia Frontex, un controvertido actor acusado de no respetar los derechos humanos y cuyo presupuesto se ha multiplicado vertiginosamente en estos años. Por otro lado, los viajes a países del sur para asegurarse políticas de retención de los flujos migratorios y expulsión de quienes consiguen llegar, son una actividad a la que el gobierno se dedica con perseverancia en coherencia con las políticas migratorias europeas fijadas en el Pacto Europeo de Migraciones ratificado por los países miembros en septiembre del año pasado.
Para evitar la normalización de la muerte y la vulneración de derechos que se dan en la frontera es necesario “un cambio de narrativas” contra la deshumanización, que permita entender los porqués. Solo desde la comprensión podemos desarrollar cierto proceso empático, respecto a esa realidad que estamos viviendo o que nos rodea, un proceso necesario para tomar esa vía de la responsabilidad que capacita la acción.
Empatizar y actuar para frenar peligrosas derivas, como la deriva ecofascista por la que gran parte de la sociedad asume una pérdida de derechos y libertades con tal de mantenerse en una minoría privilegiada. En las Islas Canarias están muriendo personas todos los días, no importa porque son negras, nada más. Esto es lo triste, esto es lo que no se debe consentir.

José Antonio Benítez Pineda, cmf
(FOTO: www.picum.org)

 

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