A Juan Márquez Fernández,
rociero de corazón e investigador incansable de una historia inacabada.
Abro un hueco en mi frágil memoria
y un sabor a tomillo y a romero
embriaga mi piel, y en el sendero
de un mayo en flor, relámpagos de gloria.
La inocencia de un niño se hizo historia
en la Plaza encendida, eco rociero
de un Rocío Mayor y más certero
en un pueblo de invicta trayectoria.
Villamanrique en pie de gloria llora
canta y reza. Repican las campanas
y se ahogan las voces en un llanto.
Mis ojos se adelantan a la aurora.
Y el tiempo se detiene en las mañanas
azules de este rito mientras canto.
Caracas, 1986
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: rocio.com)
LEMBRANÇAS DE INFÂNCIA: O ORVALHO NO CORAÇÃO em portugués