Quiero editar contigo una sonrisa
en la estrecha morada de tus lirios.
Inventar la escritura de los besos
y en las rejas azules de tu cárcel
dibujar otra vez este poema.
A veces me preguntas por la vida
y se ahoga en mis labios la respuesta.
A veces me preguntas por la vida
y yo te pido una respuesta
por si acaso…
Otro día más que agoniza
como una lámpara de barro
en nuestra mesa compartida.
Y mañana será otro día…
Incierta desmesura que estremece.
¿Y a dónde van los días y las noches
que rozan nuestra piel y apenas dejan
la huella que esperamos?
Paseo pensativo por el barrio
y el clamor de los niños
es una brisa azul y verde
que acaricia la piel y me detiene.
(La palabra seduce
y busca el redondel de un seno virgen
donde anidar su fruto.
Y una mano amiga
que acaricie,
con el temblor primero,
la huella de los besos)
Está anocheciendo
y un pájaro enredó su vuelo entre mis manos.
La noche se recoge
y yo vuelvo de nuevo a mis preguntas.
Blas Márquez, cmf