Ayer fui el viento que rozó tu cuerpo,

la paloma de metal hundida entre tus cejas.

Hoy simplemente soy, trozos de barcos

en una honda marea de cristales.

 

Ayer fui la tarde desintegrada bajo la cúspide,

el canto del muelle en faroles de plata,

la llama de boca ardiente,

el nido triste de anclas sumergidas.

 

Ayer fui candados de caracoles,

boca de árbol, espalda del cielo

queriendo frotar rus rosas,

en un tilo de miel con arcos de arañas.

 

Ayer fui una paloma en el muelle

casi desnuda entre rendijas,

borracha entre las sombras de un preludio

que enferman el cielo descompuesto.

 

Ayer fui soplo de arcilla dura,

textil enjambre de amapolas

en un tramo de vísperas

que esconden mis rodillas.

 

Hoy simplemente soy, trozos de barcos

en una honda marea de cristales,

que besan los rastrojos del camino

consumido en esperanzas.

 

Ramón Uzcátegui Méndez, sc

(Del libro Sendas calcinadas. Año 1995)

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