Perdóname otra vez si me extravío,
si no llevo las cuentas de mis sueños.
Si no alcanza la cruz con estos leños,
si a la deriva voy a pesar mío.
Perdóname otra vez si desvarío
en la piedra nocturna de este empeño.
Si el cálculo no sale, si no enseño
más que la punta ingenua del hastío.
A veces me pregunto y me interrogas
y se abren después todas mis dudas
en una embriaguez sin rumbo cierto.
A veces me pregunto y tú me ahogas
los verbos sustantivos y te anudas
como un pétalo en flor mi desconcierto.
Blas Márquez, cmf